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Látigos SM
El exquisito arte del azote...
Los azotes, una forma ancestral de castigo, se practican desde hace siglos.
El Marqués de Sade era un aficionado a estas prácticas, a pesar de que entonces eran tabú.
Hoy en día, los azotes se han convertido en algo casi habitual, tal es su uso generalizado durante las relaciones sexuales. Sin embargo, no es más que un primer paso en el mundo del sadomasoquismo, ya que las nalgadas se consideran una actividad bastante ligera en este ámbito.
El BDSM es simplemente una cuestión de gustos, y cada individuo encuentra la satisfacción a su manera. Mientras haya entendimiento mutuo y consentimiento informado entre las dos partes, estas prácticas pueden explorarse libremente.
Si tienes que seguir las normas que te han impuesto, hazlo con estilo. Vístete con tu atuendo más elegante y muestra una actitud segura y controlada. Sumisión no es sinónimo de falta de refinamiento, sino todo lo contrario.
elegante y funcional, este bastón de ratán de 0,8 cm de diámetro seguro que estimula los sentidos y reaviva los deseos más profundos.
Ya sea para castigar con suavidad o para acariciar con firmeza, se convertirá rápidamente en un objeto imprescindible para los juegos de rol más traviesos y los momentos de intimidad más apasionados.
No hay que olvidar que el dolor desencadena la liberación de endorfinas, hormonas del placer que proporcionan una sensación de bienestar y disfrute.
En realidad, todos somos neuroquímicamente iguales, con neurotransmisores que actúan de la misma manera para cada uno de nosotros. Así que es perfectamente normal sentir placer con prácticas como éstas.
Contrariamente a la creencia popular, el BDSM no consiste únicamente en actos de violencia gratuitos. Es una práctica en la que el consentimiento, la confianza y el respeto mutuo son primordiales. La seguridad y el bienestar de la pareja son fundamentales.
Los devotos del BDSM buscan ante todo una experiencia emocional y psicológica, y el dolor físico se utiliza como catalizador para alcanzar este estado deseado.